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Pterosaurs (also referred to as pterodactyls) were too slow and flexible to use the stormy winds and waves of the southern ocean like the albatrosses of today, the research by Colin Palmer, an engineer turned paleontology PhD student in Bristol’s School of Earth Sciences, found.

Their slow flight and the variable geometry of their wings also enabled pterosaurs to land very gently, reducing the chance of breaking their paper- thin bones. This helps to explain how they were able to become the largest flying animals ever known.

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La repentina desaparición de buena parte de los bosques y selvas generada tras el cambio climático vivido hace 300 millones de años propició que se disparara la biodiversidad, al contrario de lo que pudiera pensarse, alimentando además la posterior aparición de los dinosaurios. «Los animales que sobrevivieron a ese cambio son los ancestros de los dinosaurios, que proliferaron en el espacio vacío creado tras la deforestación», asegura a este diario el responsable del estudio que publica hoy Geology, Howard Falcon-Lang.

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