logo
Si viviésemos en estas tierras que hoy llamamos Asturias hace unos 300 millones de años, ni siquiera podríamos hollar los fangos del suelo con nuestros pies, porque entonces nadie tenía pies. Lo más probable es que fuésemos un gran insecto, puesto que la alta concentración de oxígeno en la atmósfera (hasta un 35%), las elevadas temperaturas y el enorme grado de humedad en el ambiente favoreció la proliferación de bichos parecidos a las libélulas, pero de más de medio metro de envergadura. Leer más.

Madagascar is one of the world’s hotspots for amphibian diversity, home to so many frog species that many of them don’t even have names. But soon the island may also harbor a fungus causing drastic declines – even extinctions – of frogs around the world. Ironically, the wildlife trade that’s often blamed for helping spread the disease may also give scientists a chance to prevent it. Leer más.

Resulta verdaderamente frustrante escuchar las palabras: «¿Y para qué sirve proteger a los sapos/salamandras/gallipatos/lagartos/serpientes/etc.?» A nadie se le ocurre plantear algo parecido con la Alhambra de Granada, el acueducto de Segovia, e incluso, en materia de conservación de especies amenazadas, el lince ibérico o el águila imperial. La conservación de algunas piezas del patrimonio natural en este país es algo que parece no estar tan claro como la de nuestros monumentos o la de las icónicas «especies bandera». Una asignatura aún pendiente en nuestra sociedad al fin y al cabo. Leer más.