Una vez dejada atrás la “ola de frío siberiano” -antes lo llamábanos invierno-, uno puede comenzar a apreciar cierto movimiento en el campo. Poco a poco los anfibios acuden a los lugares de reproducción (siempre y cuando no estén secos) y las lagartijas van tomando posiciones en sus lugares de asoleamiento. Leer más.





La Balsa de la Pedrosa fue un punto de agua, en el que los ganados abrevaban y lógicamente la vegetación palustre no existía, se la comían, los animales. Leer más.
Durante estos primeros meses del año, ranas bermejas y salamandras, son los primeros moradores de la charca de Luriezo. El nuevo hábitat fue posible gracias a la tarea realizada el pasado verano por 25 voluntarios. Ir al enlace.